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19 de julio de 2025

Privilegiada voz de María Luisa Tamez se escucha por primera vez en Casona de Xicoténcatl

Dario Por Dario 19 de julio de 2025

·      La mezzosoprano ofreció un repertorio con piezas operísticas de tonadillas, boleros y habaneras

Más de cien personas disfrutaron la noche de este viernes, 18 de julio, un concierto de la mezzosoprano María Luisa Tamez, cuya privilegiada voz, reconocida como una de las más destacables de la ópera nacional, resonó por primera vez en los pasillos de la Casona de Xicoténcatl.

Acompañada en el piano por el también talentoso José Luis Trujillo, la artista, con más de 45 años de trayectoria, compartió el programa “De España Vengo”, repertorio con tonadillas, boleros y habaneras, que mezclan el folklore de Iberoamérica con el canto lírico y la poesía musical inherentes de la ópera.

Ataviada con un elegante negro, aretes y collar de perlas, María Luisa Tamez dio vida a piezas de los franceses Georges Bizet y Hector Berlioz, y los españoles Xavier Montsalvatge y Sebastián Iradier, entre otros.

El porte solemne, sin embargo, no fue impedimento para que la invitada se alejara del atril y aprovechara todo el escenario para convidar una teatralidad que, junto a su voz, embelesó al público.

Muestra de ello fue la interpretación de la zarzuela “La Tempranica”, de Gerónimo Giménez (España, 1852-1923), pieza alegre en la que la artista se valió de expresiones dramáticas y joviales para dar énfasis particularmente al fragmento “La Tarántula”, donde el personaje de la obra es “picado” por uno de esos insectos y, por ello, “zapatea” al estilo flamenco.

La noche también tuvo una parte que puede considerarse didáctica al igual que irónica con la melodía “El Vito”, de Joaquín Nin (Cuba, 1879-1949), composición que, detalló Tamez, hace alusión al “Mal de San Vito”, cuyos espasmos característicos de la enfermedad, similares a los provocados por el Parkinson, se reflejan en el ritmo de la melodía.

Una amalgama de ritmos que fueron de lo suave a lo intenso y viceversa, llegó con el bolero “Zaide”, de Hector Berlioz (1803-1869), melodía en la que la mezzosoprano empleo castañuelas y nuevamente sus dotes actorales y dancísticos para regalar una interpretación que le valió varios aplausos y “¡bravos!” por parte de la audiencia.

José Luis Trujillo, también vestido con un solemne traje obscuro en armonía con el grand piano de la Casona de Xicoténcatl, tuvo un espacio solista para compartir las canciones “Gimiendo Voy por el Mar” y “Qué Altos Son los Balcones”, de Rodolfo Halffter (España, 1900-México, 1987), ejecutadas de manera impecable con un acento teatral en las manos del artista.

Como en todas las veladas musicales de viernes, que ofrece gratuitamente el Senado de la República, esta también tuvo su culmen con la melodía “L’amour est un Oiseau” de Georges Bizet (1838-1875), más conocida por ser la famosa habanera de la ópera dramática “Carmen”.

El despliegue vocal que exige la pieza hizo lucir el innegable talento de María Luisa Tamez, cuya experiencia, apreciada en foros como el Auditorio Nacional y frente a orquestas como la Sinfónica de Berlín, le mereció el aplauso del público y una ovación de pie tras complacer la solicitud de la audiencia para cantarla una vez más.   

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