Por Dario
Causa y Efecto
Por Leonardo Valadez C.
México se encuentra distanciada años luz en cuanto a los derechos de los trabajadores se refiere; tanto en horas de trabajo, como en salarios, prestaciones y, ya no se diga en lo que refiere al uso de los trabajadores como si fuesen mercaderías, ante una pléyade de líderes sindicales que se han perpetuado en el poder, mismo que no abandonan a menos que la vida se les termine.
Y no se le ocurra saber cómo viven esos líderes. Magnates que nada tienen que ver con el sistema humanista que pregona la llamada Cuarta Transformación.
El periodista tiene la necesidad de conocer gente, personajes, líderes, políticos; hay quienes recuerdan a personajes como Don Joaquín Hernández Galicia, a Leonardo Rodríguez Alcaine; Don Fidel Velázquez Sánchez… Más acá, a Napoleón Gómez Urrutia, a quien aún hoy reclaman una millonada en dólares que se habría olvidado entregar a trabajadores del sector minero -metalúrgico.
Si hay un sector al que la Revolución Mexicana (misma que declaró muerta don Jesús Reyes Heroles) le ha salido a deber, lo es el de los trabajadores, profesionistas, empleados de la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado; mismo destino de Francisco Hernández Juárez, que tomó por asalto (lo que había hecho antes Rosina Salinas, lideresa de las Telefonistas) el Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana hace décadas, lustros y no, como Juanito Caminador, sigue tan campante al frente del gremio.
En tanto, la clase obrera tiene que fletarse otro tramo para que se haga realidad en México (ya es de observancia obligatoria en naciones con menos desarrollo que México), la semana Laboral de 40 Horas: Hoy, hoy, hoy como dijera el clásico es cuando hace falta: Esperar a que llegue en el 2030 es tanto como patear el bote, para que otro presidente, otros partido e incluso, acaso un Quinto Reich… perdón, una quinta transformación se haga cargo del bulto: Justicia Social para trabajadores del Gobierno, para trabajadores de la iniciativa privada, sí, señores legisladores, pero, sean sensibles, humanistas; legislen para esta legislatura, que es en la que ustedes reciben sus dietas, a partir del trabajo, de los impuestos de la clase trabajadora.
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